La mayoría de los suscriptores del Canal de Radio Shack, emitido en la zona de Nueva York, vieron aparecer en sus pantallas un inquietante mensaje durante la madrugada del 4 de abril de 1985: “El secreto se ha desvelado, el marido lo sabe todo, abandona inmediatamente la ciudad, está armado y te persigue”. Un significativo porcentaje de los suscriptores experimentaron un sentimiento más poderoso que la mera inquietud. Convencidos de que sólo sus más íntimos colegas tenían acceso a determinadas áreas de la red, hicieron las maletas y se esfumaron.
Lo cierto es que esta actitud resultó ser algo precipitada, ya que sólo tendrían que haber esperado al siguiente mensaje, emitido ese mismo día por la mañana: “¡Arf!, ¡Arf! Ya te tengo, puerco. El ángel emisor.”